sábado, 8 de febrero de 2020

Salvaje.




Se dice del que es sumamente necio, terco, zafio o rudo; de quien es o de lo que es cruel, insufrible; y se denomina así a los pueblos e individuos primitivos.
También se les llama así a quienes se oponen a ser oprimidos o directamente exterminados como está ocurriendo, según me hace saber Divinity a mí Haragán, en los comienzos del siglo 22, y como ha ocurrido en todos los siglos anteriores desde que nos "civilizamos".

El mundo navega en una deriva suicida donde los necios siguen dirigiendo los destinos del planeta. Hubo una vez que estuvimos a punto de ser una especie admirable, la elegida de los dioses, los protectores de esta parte de nuestra galaxia. Pero solo fue un amago, como un relámpago de la genialidad que podemos llegar a demostrar, el pálpito de un corazón que quiere derramar su amor, la cosa que deseas, que anhelas pero que nunca alcanzas. Las fuerzas del mal son más poderosas porque nunca se rinden, tienen el don de lo que se perpetúa, y siempre van a estar ahí enfrentando a las fuerzas del bien, del progreso sostenible, de la democracia, de la justicia y de la verdad.
Los pueblos indígenas que aún existen en el año 2101, junto con nuevos pueblos asilvestrados, por llamar de alguna forma a estas poblaciones variopintas que no son más que masas de ciudadanos de diferentes etnias y procedencias que han sido expulsados de las zonas ricas y obligados a vivir en las fronteras del primer mundo; pués bien estos a los que los media llaman "salvajes" están protagonizando sangrientos combates en las ciudades fronterizas, son para Divinity la pura semilla de las revueltas, los olvidados, los masacrados se han cansado de su rol y toman cumplida vengaza sobre sus verdugos, sus familias y las posesiones de éstos.

© Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015.
Todos los derechos reservados.
Esto es un fragmento del escrito: Comunicando con Dios.

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