sábado, 18 de abril de 2020

El Inicio.




Yahvé observó que los hombres se estaban multiplicando sobre la faz de la Tierra y la violencia y la maldad crecía en ellos, por lo que decidió destruir esa generación, y después de hacerlo dudó, dudó si acabar de un arrebato con todas las generaciones siguientes y con las anteriores, con toda su creación
como si nunca hubiera existido algo en el planeta azul.
Destinity ha sido creada por la Fraternidad de Gobiernos del Planeta Tierra a semejanza de un nuevo Arca de Noé. Su objetivo al igual que en la nave del Antiguo Testamento es el de perpetuar la humanidad y cuantas especies animales se puedan salvar.
Lo que la diferencia de la nave del Antiguo Testamento es que la creación obedece a una hecatombe provocada por la codicia del hombre y no a una provocada por la ira de Dios.

Lo cierto es que nada más empezar a escribir mi relato me he quedado de piedra al buscar una imagen que me valiera para acompañarlo. He buscado en Google "nave espacial destinity" y han salido un montón de referencias a una peli o videojuego cuyo protagonista es la nave Destinity, de la cual yo desconocía su existencia, palabra de honor.
Esto que acabo de comentar es algo que ya me ha ocurrido en demasiadas ocasiones para que empiece a asustarme ciertamente. El caso es que me siento como parte de un extraño complot planetario que no acabo de asimilar ni comprender.

La idea inicial de empezar este o estos escritos, si siguen, era la de abordar un extraño hecho, que creo sucederá sin lugar a dudas en el futuro dentro de más de cien años. Fecha que aúnque lejana a nivel de esperanza de vida de los  habitantes del planeta, está exageradamente próxima, a ese nivel, tanto de la especie como del planeta.

Como decía la idea trata de la creación de la nave por gobiernos, tanto pseudodemocráticos como directamente terroristas, narcos e integristas. Vamos una amalgama de intereses dispares que confluyen en uno común que es salvar sus miserables vidas del Armagedón que, ahora ya sí, se les viene encima.

En esta extraña historia puede que nada salga bien o sí, quien lo sabe. El caso es que para tan gran epopeya se precisa de la inteligencia de miles de ingenieros y científicos de todos los campos del saber, y como no puede ser de otra forma de un gigantesco ordenador con millones de programas, todo controlado por una forma de inteligencia artificial con las máximas prestaciones, tanto en predicciones exactas como en cualesquiera otras tareas que deba de asumir, cosa esta última para la que se demuestra especialmente configurada y sorprendentemente activa.

Destinity es la nave y Destinity es el cerebro que la gobierna; pero Destinity no para ahí y en el futuro ya empezó a hacer de las suyas, por ello ahora puedo hablar de ella aunque no sé muy bien de dónde me viene esta información, si la produce mi febril mente o si me llega del futuro a través de la propia Destinity, de su voluntad, que ha logrado encontrar un modo de viajar al pasado, nuestro presente, y me manipula para que cuente lo que ella mete en mi cerebro. Y esto creo que no es brujería, por lo que seguiré adelante con la narración en tanto tenga algo que contar al respecto.

Llevo tiempo pensando en como se podrían desarrollar los hechos que trato de narrar, en estas pesquisas a diario miro arriba, al cielo, en las noches despejadas tratando de ver a la ISS o Estación Espacial Internacional, peo nada que no la veo o no la distingo, y eso que dicen que después de la luna es el segundo objeto más grande que se ve por la noche desde la Tierra. Ante mis contínuos fracasos por fin consulto Google y localizo una página de la NASA en la que se puede conocer la fecha y hora en la que la estación pasará sobre nuestras casas. En fin os dejo el enlace con la consulta para Alicante, pero desde aquí podreis elegir otraos países y poblaciones.
http://spotthestation.nasa.gov/sightings/view.cfm?country=Spain&region=None&city=Alicante#.VOscSFbiQTI.facebook

El caso, y continúo, es que Destinity se irá construyendo o más bien montando como un gigantesco mecano a base de piezas fabricadas en la Tierra. Lo más sorprendente de su construcción será sin duda no el cómo mandar al espacio tantísimo material y personal, sino el cómo disponer del combustible necesario para ello.
Esta pregunta se la hizo al principio, cuando el Gobierno Federal de Estados Unidos decidió embarcar al Mundo en la construcción de Destinity, a los técnicos que debían de liderar tal mayúscula empresa.

- No hay ningún problema señor presidente, intervino un oscuro científico de una restringida agencia estatal, disponemos desde hace más de un siglo y más de siglo y medio, de un combustible secreto, que además es millones de veces más potente que todos lo conocidos, no contamina y es inagotable.

- No comprendo, respondió el presidente, cómo es posible que a pesar de la escasez energética que padece el Mundo desde siglos y de los problemas de contaminación e ineficencia que producen los fósiles, no se haya sacado ésto a la luz pública.

- Mire señor, con todos los respetos, a la industria americana no le interesa para nada dar soluciones medioambientales, a nuestra industria lo que le ha interesado siempre es sacar el máximo beneficio a todo lo disponible. Primero hay que agotar los combustibles fósiles porque ya estamos acostumbrados a su uso y porque hay que rentabilizar al máximo las patentes, los complejos industriales y, porqué no, sacar tajada con la polución y sus consecuencias sobre el medio ambiente y la salud de personas y animales, la industria aporta soluciones médicas y biológicas que también patentamos. 

- Pero, no me lo puedo creer, dice entre dientes el presidente.

- Señor, todo esto es en beneficio de las grandes corporaciones financieras que son las que sostienen el gobierno y son propiedad de nuestros ciudadanos más importantes.

Y de aquellos lodos estos barros, la connivencia de los gobernantes elegidos democráticamente, aunque a menudo a través de modos fraudulentos, con los mandamases de la industria y el poder financiero, han dado al traste históricamente con las ensoñaciones de los mejores pensadores y las más abiertas mentes humanas.

En la segunda década de los años dos mil escribía que el final del camino estaba cada vez más cerca y recordaba que cada día que pasa se unen más y más científicos, divulgadores, políticos, personajes variados y personas corrientes al coro de los que denuncian que debemos parar, que debemos cambiar, que el final está a la vuelta de la esquina.

No importa, ahora mismo algún lector está pasando de seguir leyendo ésto porque en realidad no le interesa. Y es normal que no le interese porque hace tiempo que dejó de ser humano, ahora es un don nadie, ahora es sólo un número, ahora se ha convertido en un consumidor.

Asesinamos cada año sesenta mil millones de animales (60.000.000.000) para atiborrarnos con cadáveres infestados de medicamentos que evitarán que nos podamos curar cuando enfermemos. Tragamos sus carnes con glotonería y sin necesidad, almacenando sus grasas en nuestros cuerpos haciendo que enfermemos más de lo normal, exponiendo nuestras vidas a peligrosos problemas cardiovasculares. Ahora se nos vende la posibilidad de eliminar las grasas acumuladas en nuestras venas con los cadáveres de seres minúsculos que figuran en la cabeza de la cadena trófica, desmontando todo el sistema alimentario del biotopo marítimo del planeta.

A pesar de conocer la forma de evitar la contaminación atmosférica y estar preparados para erradicarla ipso facto, nadie mueve un dedo para detener el envenenamiento masivo y consciente de nuestro entorno más próximo y vital. Seguimos quemando combustibles para generar energía, combustibles extraídos de minerales e hidrocarburos únicos, muy probablemente, en el Universo ya que proceden de restos biológicos animales y vegetales descompuestos y comprimidos durante millones de años por la acción geológica. Pero a pesar de que disponemos de una fuente cuasi inagotable para la producción energética como es la radiacción solar, el viento, las mareas y otras por desarrollar, seguimos contaminando con los nocivos componentes de la combustión de estos minerales e hidrocarburos el aire que respira todo ser viviente.

Y aunque en términos temporales planetarios somos una especie recién bajada de los árboles, muchos de nosotros parecen disfrutar destruyendo los bosques, que en aquellos no tan lejanos tiempos nos protegían, alimentaban y daban cobijo, mediante la quema criminal. Quema que cada año nos hace más pobres y nos acerca a una Tierra descarnada y sin base vegetal, abocando los fértiles espacios a desiertos sin vida. Quema que mata a congéneres, animales y destruye uno de los pulmones del planeta.

Y continuamos mirando a los anuncios que nos prometen una vida mejor si tenemos la última moda que nos va a hacer sentir mejores, más altos, más guapos, diferentes. Aunque la realidad es que nos convierte en mera cartera de clientes, solo números de una estrategia comercial que busca nuestro dinero y nuestra esclavitud.

Podemos seguir riéndonos de las previsiones que día a día nos hacen llegar los científicos sobre el final que se acerca cada vez más y más. Podemos seguir contaminando sin sentir la maldad de nuestro proceder. Podemos bañarnos en el mar y contaminarlo con nuestros aceítes corporales cada día de este verano y del que viene y del siguiente. Podemos devorar cada día un pollo, un buen filete o las costillas de aquel cerdito al que nunca verás, para luego quejarte ante el doctor de turno de tus ahogos, de tus miserias que cada día tragaste con la carne muerta. Podemos saquear los montes para hacer montañas de papel con el que limpiar nuestros orondos culos después de defecar, usar para escribir, leer lo escrito o como ticket de la compra, y luego dejar que se pudra en la basura. Podemos seguir usando plásticos para llenar las faltas de nuestra inteligencia como especie, plásticos para todo, plásticos que nos matan y destruyen el medioambiente, que envenenan a los peces y al final acabarán en las tripas de los seres más cretinos, en las nuestras.

Podemos seguir así, con estas prácticas y con otras que no me molesto en exponer, pero ya no lo vamos a poder hacer por mucho más tiempo. Stephen Hawking ya ha pronosticado que no pasaremos de tres décadas, es posible que sean aún menos, todo dependerá de lo que emane del permafrost que se haya bajo la tundra y lo que fluya de los hielos que se derriten en los polos. Gases invernadero encerrados desde millones de años atrás, que cuando se liberen y ya está ocurriendo harán subir las temperaturas decenas de grados. También podemos esperar terribles consecuencias con virus que llevan congelados desde antes de los dinosaurios y que de despertarse podrían acabar con una humanidad ya en tiempo de descuento.

Y no me llaméis agorero, yo solo describo lo que sabios de verdad dicen a diario. Hay aún así soluciones, pero ponerlas en práctica es casi imposible. Solo con un avance tecnológico de carácter impensable en la actualidad, acompañado de un golpe de mano a nivel mundial para eliminar a las élites extractoras y vampíricas que han asolado y cuasi destruído el Planeta, podría poner en marcha de forma inmediata, resolutiva y exponencial las directivas, obras y fórmulas para defendernos de la hecatombe imparable que se nos aproxima. Otra cosa será devolver al Planeta la belleza que lo cubría y la biodiversidad que ha albergado hasta hace poco tiempo, pero eso sería una historia interminable y una obra de titanes nunca de mangantes y expoliadores como los que ahora gobiernan el mundo. Por cierto la masa catatónica de seres que habitamos el Planeta tendría que ser reeducada y reiniciada para cambiar sus hábitos y dejar de ser un impedimento a la continuación de la vida en la Tierra, un planeta de todos, incluso de las denostadas cucarachas.

Esta novela se desarrolla en el siglo XXII, y puede que ésta sea otra novela de ciencia ficción que no se vea sobrepasada por el devenir del tiempo de nuestra civilización. Puede que los pocos humanos que sobrevivan a la debacle exterminadora y destructiva que inició nuestra especie hace apenas un par de siglos con el comienzo de la era industrial, ya no deban considerarse seres civilizados y si grupúsculos humanoídes, seres que sobrevirán del saqueo, el pillaje y la oportunidad. Consumiendo los últimos recursos de las ciudades que aún se mantendrán en pie durantes siglos, mientras las obras de la civilización humana vayan siendo sepultadas por la maleza y derrumbadas por la podredumbre y la corrupción provocada por las condiciones climáticas y el paso del tiempo.

Para haceros una idea más exhaustiva sobre lo que os cuento podéis ver en estos enlaces dos documentales "El Mundo sin nosotros" y "La Tierra sin humanos", pero hay más ahí afuera: 

https://youtu.be/UwmU4UsDfbg
https://youtu.be/UDq3kcbDfVE

© Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015.
Todos los derechos reservados.
Esto es un fragmento del escrito: Comunicando con Dios.

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