Esto de mantener una línea directa con Dios es agotador, últimamente no me deja ni dormir, y como buen haragán me fastidia un montón. El caso es que no alcanzo a comprender porque algún Dios iba a molestarse en contarme historietas futuras o me impele a que yo las cuente, que para el caso es lo mismo; así que creo que este Dios mío está en comunicación con muchos otros contactados, lo que ocurre es que pocos se atreven a decirlo públicamente como yo, claro que yo solo soy un escritor fictício. Lo último que me hace ver Divinity, que es como le gusta que le llamen y me insiste en ello, es cómo, de nuevo, el egoismo y la estupidez de muchos interfiere en la evolución de la Humanidad. Primero fueron algunos los que decidieron no volver a comer carne, se llamaron vegetarianos, luego les siguieron otros que dieron un paso más y se llamaron veganos, otros los que se llamaban ovolactovegetarianos se quedaron entre ambos (podéis consultar estos términos en Google o la Wikipedia). Pero Divinity ya había decidido que el hombre debe consumir proteínas por diferentes causas que no voy a mencionar. El caso es que el comer o no comer animales planteaba y plantea un problema para la propia humanidad, los animales afectados, la biodiversidad y el propio planeta en su configuración actual. La creciente masa de habitantes y sus enormes necesidades alimentarias ha producido extinciones y numerosos desastres naturales en toda la Tierra. Las produciones agrícolas para mantener las granjas y las piscifactorías necesarias para atender la creciente demanda de productos animales, han provocado talas masivas de bosques vírgenes, destruído hábitats que antes eran praderas abiertas y convertido montañas en arrozales contraviniendo a la naturaleza. Claro que impedir que la población crezca es un problema que algunos arreglaron históricamente a base de guerras y genocidios, también colaboró en ello las enfermedades epidemiológicas que arrasaban las poblaciones un siglo por aquí y al siguiente por allá. Lo cierto es que a la Humanidad le andan sobrando a día de hoy (2015) más de seis mil millones de personas; esto es con los usos y costumbres actuales, de hecho constituímos una plaga que el planeta no se puede permitir. Y aunque Divinity lo viene pregonando nadie escucha, solo unos pocos científicos pusieron en marcha intentos de solucionar el hambre de carne dejando a un lado la explotación y matanza de animales. Lo hicieron en laboratorios, produciendo proteínas de manera industrial sin necesidad de usar los cuerpos de animales vivos, a los que sacrificar para extraer sus productos alimenticios (dicho en plan fino). Pero hay suelto demasiados estúpidos que tratan de contínuo de seguir con sus sucios métodos poco evolucionados, anteponiendo la pervivencia de la Humanidad y la salud biodiversificada del planeta a sus gustos gastronómicos. Y mientras millones padecen hambre hasta la muerte otros presumen de ser gourmets. Yo diría que se trata de basura humana desechable, lo que me parece más apropiado para esa chusma que goza del placer con el dolor y la muerte de otros seres vivos. Chusma que tampoco se despeína deglutiendo carnes carísimas y escasas a la par que puede estar comentando o informándose de las últimas penurias alimentarias en medio mundo. © Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015. Todos los derechos reservados. Esto es un fragmento del escrito: Comunicando con Dios.
viernes, 17 de abril de 2020
Unos evolucionan y otros no.
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