La aritmética del diablo es una película estadounidense de 1999, dirigida por Donna Deitch y protagonizada por Kirsten Dunst, Brittany Murphy y Paul Freeman (datos de la Wikipedia); que me vale como título de este capítulo de Destinity. De todos es conocido el dicho de divide y vencerás, lo mismo que ha venido haciendo la derecha con la izquierda durante siglos, lo hace el Diablo con las creencias de los hombres que adoran, cuando no lo hacen a Él mismo, a diversos Dioses cada cual más perfecto, más fuerte, más verdadero que los demás. y los hombres, como peones para carne de cañón en una guerra interminable, se afanan en convertir a su fe a los otros creyentes tan cretinos como ellos mismos, y si no lo consiguen por las buenas, lo persiguen por las malas. Las películas que se suceden sobre el holocausto judío a manos de los criminales nazis que aún perviven con sus fueros y objetivos en nuestras democráticas y avanzadas sociedades, perviven gracias a las denodadas inversiones judías en la industria cinematográfica estadounidense, donde tienen las llaves de muchos caudales. Y a pesar de ello ésto no es una crítica al lobby judío de Holywood, es más, si yo fuera judío, ruso, francés, inglés, griego o polaco, tampoco lo olvidaría, y aunque en menor medida aquí también sufrimos la tenaza alemana, sin la cual Franco jamás habría podido derrotar a la incipiente República Española, así que mi rencor sea palpable por los que propagaron con tanta crueldad y prepotencia unos ideales fasciosos y absolutamente deleznables. Y el diabólico modelo aritmético nunca ha dejado de aplicarse y nunca se dejará de aplicar, debido en parte a nuestro gen criminal y fratricida. Nos espera un largo dehambular por las escarpadas orillas de la maldad. En el futuro se seguirán aplicando distintas varas de medir, dependiendo de la fortuna, la procedencia, el color de la piel o cualquier otra distinción con la que podamos catalogar a nuestros congéneres. Los avances tegnológicos, las comodidades de nuestra era, las abundantes despensas, los medicamentos de última generación, las cirugías avanzadas para ser más bellos o estar más sanos y todo aquello que nos aleja de la vida salvaje solo está y estará disponible para unos, mientras los otros desconocerán incluso su existencia, tal y como si vivieran en otro planeta. Pronto hasta la muerte nos diferenciará. Los pobres que no podrán abonar una muerte digna con enterramiento o cremación, que se pondrán a precios estratoféricos e inalcanzables para la mayoría serán reciclados para su uso industrial en cualquiera de sus campos. Así se podrá extraer y aprovechar todos los fluídos corporales, órganos aptos para su transplante, dientes, pelos, huesos, colágeno, piel, células, en fin todo el máximo aprovechamiento que sea posible; vamos como lo hacían o preveían hacer los nazis. Y los ricos... Ellos si que podrán enterrar a sus deudos o aprovechar los despojos de los muertos de los pobres. © Antonio Salvador Manchón Alonso. San Fulgencio (Alicante) 2015. Todos los derechos reservados. Esto es un fragmento del escrito: Comunicando con Dios.
viernes, 17 de abril de 2020
La aritmética del Diablo.
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